..." Cómo no pensar, después, que de alguna manera la poesía es una palabra que se escucha con aundífonos insvisibles apenas el poema comienza a ejercer su encantamiento. Podemos abstraernos con un cuento o una novela, vivirlos en un plano que es más suyo que nuestro en el tiempo de lectura, pero el sistema de comunicación se mantiene ligado al de la vida circundante, la información sigue siendo información por más estética, elíptica, simbólica que se vuelva. En cambio el poema comunica el poema, y no quiere ni puede comunicar otra cosa. Su razón de nacer y de ser lo vuelve interiorización de una interioridad, exactamente como los audífonos que eliminan el puente de fuera hacia dentro y viceversa para crear un estado exclusivamente interno, presencia y vivencia de la música que parece venir desde lo hondo de la caverna negra"...
"Para escuchar con aundífonos"
en Salvo el crepúsculo -1985-
6 comentarios:
...Zulma tuviera razon y que el caballo hubiera entrado en la casa, pero como saberlo si todo estaba en orden, si el reloj seguiria midiendo la manana y despues...
Intrigante como cada una de sus obras./
De Octaedro, Verano.
Es que se trata de mi favorito.
Saluditos
es imposible leer a este hombre sin que te impresione,sin que te deje esa marca,la mirada cortazariana...
--------------------------------------
...esa hora que puede llegar alguna vez fuera de toda hora,agujero en la red del tiempo,esa manera de estar entre,no por encima o detras sino entre,esa hora orificio a la que se accede al socaire de las otras horas,de la incontable vida con sus horas de frente y de lado,su tiempo para cada cosa,sus cosas en el preciso tiempo...
"Prosa del observatorio"
no es mi preferido,pero este fragento se me ajusta tanto al cuerpo hoy...
por aqui ya nadie pasa
(salvo el crepúsculo)
Muy lindo. En fin pasaba simplemente para leerla. Besos
...y por fin preguntarle si podía seguir otro poco con él aunque ya no fuera la misma ruta, qué importaba, seguir un poco más con él porque se sentía tan bien, que durara un poquito más con este sol, dormiremos en un bosque, te mostraré el disco y los dibujos, solamente hasta la noche si quieres, y sentir que sí, que quería, que no había ninguna razón para que no quisiera, y apartar lentamente la mano y decirle que no, mejor no, sabés, aquí vas a encontrar fácil, es un gran cruce, y la osezna acatando como bruscamente golpeada y lejana, comiéndose cara abajo los terrones de azúcar, viéndolo pagar y levantarse y traerle la mochila y besarla en el pelo y darle la espalda y perderse en un furioso cambio de velocidades, cincuenta, ochenta, ciento diez, la ruta abierta para los corredores de materiales prefabricados, la ruta sin Copenhague y solamente llena de veleros podridos en las cunetas, de empleos cada vez mejor pagados, del murmullo porteño del Rubí, de la sombra del plátano solitario en el viraje, del tronco donde se incrustó a ciento sesenta con la cara metida en el volante como Lina había bajado la cara porque así la bajan las ositas para comer el azúcar...
*Un lugar llamado Kindberg
auténtico;
puro suspiro
retrato fiel.
Cortazar, maestro entre maestros :)
Me apunto a la lista de amadores
Queremos tanto a... Cortázar.
No ya a Glenda. O también a Glenda. Qué sé yo... somos todos miembros de esos clubes fantasma.
Publicar un comentario