Escrútame los ojos sorpréndeme la boca,
sujeta entre tus manos esta cabeza loca;
dame a beber veneno, el malvado veneno
que moja los labios a pesar de ser bueno.
Pero no me preguntes, no me preguntes nada
de por qué lloré tanto en la noche pasada;
las mujeres lloramos sin saber, porque sí.
Es esto de los llantos pasaje baladí.
Bien se ve que tenemos adentro un mar oculto,
un mar un poco torpe, ligeramente oculto,
que se asoma a los ojos con bastante frecuencia
y hasta lo manejamos con una dúctil ciencia.
No preguntes amado, lo debes sospechar:
en la noche pasada no estaba quieto el mar.
Nada más. Tempestades que las trae y las lleva
un viento que nos marca cada vez costa nueva.
Sí, vanas mariposas sobre jardín de Enero,
nuestro interior es todo sin equilibrio y huero.
Luz de cristalería, fruto de carnaval
decorado en escamas de serpientes del mal.
Así somos, ¿no es cierto? Ya lo dijo el poeta:
deseamos y gustamos la miel en cada copa
y en el cerebro habemos un poquito de estopa.
Bien. No, no me preguntes. Torpeza de mujer,
capricho, amado mío, capricho debe ser.
Oh, déjame que ría. ¿No ves que tarde hermosa?
Espínate las manos y córtame una rosa.
Alfonsina Storni
El dulce daño -1918-
10/19/2006
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
10 comentarios:
Este poema, gracias por recordármelo. Me encantaba cuando era más chica, y ahora....idem.
>Es la letra de un bolero, no?
..."nuestro interior es todo sin equilibrio"...que cosa mas cierta! y unx siempre como mareadx intentando hallarlo...lo que si,creo que nunca lloramos sin motivos,hermosa poesia igual....vamos con el proyecto alfonsina!! que rayuela quedo como la foto anterior je "somos unas maquinas de abortar" me dijo una vez alguien...besosss
¡qué bello capricho!
Saludos, en una tarde lluviosa con sol.
Me gusta lo que publicas...
Date una vueltita por algunos bellos lugares a través de mi blog.
Saludos desde Argentina!!!
Hola!
Gracias por pasar por la Cybergalería, y por las palabras que allí dejaste.
Siempre me ha gustado ese poema, sin embargo había olvidado lo mucho que me gustaba. Gracias por recordármelo.
..." en el espigón, un zapato talla treinta y siete, que se había soltado del pie de su dueña, daba la pista del último lugar en que había estado aquella mujer menuda, de huesos de luna, ojos acuosos, melena de plata y alma barroca "...
me encantó tu blog, cariños desde Argentina. abi
si..el temor a la muerte, no a las espaldas sino tatuado en las frentes...
carpe diem...
Publicar un comentario